El testimonio de un héroe: Antonio Olivera y sus recuerdos de Malvinas


En el marco del acto conmemorativo por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, Dos de Mayo Noticias tuvo la oportunidad de entrevistar a Antonio Olivera, más conocido como Tony, un veterano que compartió su experiencia en el conflicto y las emociones que todavía lo atraviesan.

Los recuerdos que duelen y marcan

Tony, con la mirada cargada de emociones, confesó que, a pesar del tiempo transcurrido, le cuesta encontrar las palabras adecuadas para expresar todo lo que vivió en aquellos días de 1982 con tan solo 18 años. Durante la entrevista, recordó a sus compañeros, aquellos que estuvieron junto a él en batalla, y revivió los momentos más crudos y difíciles que le tocó atravesar. "Vivimos momentos muy fuertes", expresó, conmovido por la memoria de quienes lucharon a su lado.

Mientras Tony estaba en Malvinas, su madre, que residía en Dos de Mayo, vivía con la incertidumbre y el miedo de no saber si su hijo estaba vivo o muerto. "Se corrían rumores de que habían muerto todos", relató, describiendo el dolor de aquellas familias que solo podían aferrarse a la esperanza. No fue sino hasta el 20 de junio que Tony y sus compañeros llegaron a Buenos Aires, y recién en julio pudo regresar a Misiones. Fueron meses de angustia para su familia, que solo pudo respirar aliviada cuando finalmente lo tuvo de vuelta en casa.

La lucha por la supervivencia

La guerra no solo fue enfrentarse al enemigo, sino también resistir las inclemencias del clima y la falta de provisiones. Tony recuerda con crudeza aquellos días en los que, oculto en un pozo, tuvo que buscar la manera de alimentarse. Explicaba que, en la desesperación del hambre, llegaron a comer las tripas de las ovejas crudas. Eran tiempos de escasez, donde la supervivencia dependía de la creatividad y la resistencia de cada soldado.

El dolor de la bandera arriada y la rendición

Si hay algo que le duele a Tony hasta el día de hoy, es ver que las Malvinas siguen bajo dominio británico. "Te duele un montón", confiesa, recordando el momento en que, estando presente, vio cómo la bandera argentina fue bajada para ser reemplazada por la británica. Esa imagen quedó grabada en su memoria como un recordatorio del dolor de la rendición.

Describir aquel momento como "muy triste" se queda corto frente al sentimiento de impotencia que transmiten sus palabras. "Cuando llegaron los británicos, tuvimos que rajar", relató, recordando con amargura cómo los invasores comenzaron a utilizar los propios equipos argentinos, una imagen que le quedó grabada para siempre. Al hablar de la rendición, Tony se quedó sin palabras. La emoción y la tristeza lo invadieron, dejando en claro que el peso de la guerra sigue presente en su vida.

Un testimonio que no debe olvidarse

Antonio Olivera no solo es un veterano; es un testigo de la historia viva, un héroe que carga en su memoria las cicatrices de una guerra que marcó al país. Su testimonio es un recordatorio de lo que fue, de lo que sigue siendo y de lo que nunca debe olvidarse. Su voz, su historia y su sacrificio merecen ser escuchados y honrados por las nuevas generaciones, para que la memoria de Malvinas nunca se apague.




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